jueves, 14 de febrero de 2008

Cumpliendo el anhelado sueño de unir Latinoamérica

-Seco, hermano, ¿cuando vamos a hacer el viaje?
-A fin de año.
-¿En serio me decís? Me estás jodiendo, ¿no?
-No, en serio. Dejo el laburo y vamos.
-Te tomo la palabra…




Más o menos así comenzaron nuestras conversaciones con vistas a realizar este viaje. Mi amigo, mi gran amigo y camarada, José Luis Seco Pon -“Seco”, como le decimos los amigos-, y yo, Lisandro Artigas, venimos anhelando este viaje desde que terminamos la escuela secundaria. Por varias razones la cosa se fue dilatando, pero las ganas de conocer, esa pasión por aventurarse en la búsqueda de nuestra hermosa Latinoamérica, nunca se extinguió.
Hoy día, en pleno viaje, nos pusimos a redactar este humilde blog, destinado a que los amigos, la familia y los grandes compañeros que hemos hecho en este viaje, sepan un poco de nosotros: que estamos haciendo, a donde fuimos y a donde vamos. Y tal vez, a alguien le sirva alguna información para hacer su propio viaje, cosa que recomendamos a todos y mucho: larguen todo a la mierda, por un momento aunque sea, y vivan estas experiencias, que son únicas. A la vida no hay que malgastarla TODA en una maldita oficina del microcentro porteño!!! Hay que vivirla, y TODOS lo podemos hacer, y sino me creen, miren la historia inspiradora de estos cuatro pibes, que fueron una inspiración para nosotros:


Espero que la disfruten, y dejen sus comentarios.





Fin de año de Potosí
El viernes 28 de diciembre iniciamos nuestro viaje desde el hermoso barrio de Once, en Buenos Aires, donde nos tomamos los bondis truchos a Jujuy. Al otro día, pasamos la noche en Purmamarca, teniendo como meta pasar el fin de año en Potosí, República de Bolivia.
Llegamos el mismo 31 al Potosí, ciudad histórica, centro minero de la era colonial española. Una ciudad realmente acogedora que te invita a disfrutar de experiencias únicas, como la visita de las minas, que se siguen explotando después de 500 años.
Llegamos a las cinco de la mañana, con un frío impresionante; nunca pensamos que haría tanto frío en el medio de Bolivia por esta fecha. Esa misma mañana, con solo un té de coca en el estómago, fuimos a las minas, en las que estuvimos tres horas bajo tierra. Realmente, fue una experiencia única e irrepetible, que guardaré y recordaré en lo más profundo de mi orto. A 4500mts de altura, pasando casi tres horas en los túneles subterráneos del cerro, donde tenés que caminar en cuclillas, el aire escasea y la cabeza te estalla. A eso, agreguémosle el aditivo de que soy alérgico: la tierra, el polvo, los gases tóxicos y la falta de oxígeno, me cerraron la respiración y casi me desmayo.




En las minas solo queda estaño: en poco más de un siglo (S.XVI), los españoles agotaron la plata del cerro, dejando el saldo de nada más que 8 millones de indios muertos, victimas de las brutales condiciones de trabajo que les fueron impuestas. Sometidos a la mita, al trabajo esclavo, los indios morían al poco tiempo de entrar en las minas, a causa de los gases tóxicos, del envenenamiento de sus cuerpos, del agobiante trabajo en las entrañas del cerro, y del sin número de enfermedades que trajeron los españoles.
Un día, la ciudad más rica del mundo, hoy la miseria y el frío azotan cada día al pueblo potosíno, en el corazón de uno de los países más pobres del mundo. Como bien dice Eduardo Galeano, Potosí es una herida abierta, una acusación. Es un pedazo de historia que bien vale la pena conocer.El año nuevo lo pasamos en las calles y en los bares de la ciudad, brindando con la gente, y con nuestro amigo Ibrahin, a quién conocimos en la frontera. Bueno, ya contamos demasiado.

Vuelvan a entrar en unos días, así les contamos sobre lo que pasamos en el Cuzco, nuestra expedición al amazonas y nuestra llegada a la amada república bolivariana de Venezuela.

mail: viadoreslatinoamericanos@gmail.com




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